Ejercicios predicados en Perú, del 25 al 29 de Julio. Estimado P. Geovanny: Lo saludo muy atentamente y le agradezco por toda su atención y cariño mostrado por todos ustedes durante el desarrollo de los Ejercicios Espirituales. Gracias a Dios llegué bien a Tacna y me encuentro nuevamente en mis labores. Cuando decidí participar en estos Ejercicios Espirituales, más que todo deseaba retirarme un poco de la presión y preocupaciones laborales y pasar un tranquilo fin de semana como para “recuperar energías”. Cuán lejos estaba de imaginar lo que realmente iba a experimentar y comprender sobre mi verdadero propósito en esta vida y la forma en que debo vivirla, entendí algo mucho más importante que cualquier preocupación laboral u otro aspecto de este mundo temporal, que está por encima de todo, como el profundo amor a Dios y la confianza en sus promesas. A través de sus explicaciones y posteriores meditaciones pude ir entendiendo y grabando en mí, el verdadero significado de mi creación, y por la gracia de Dios, depender menos de las cosas de este mundo, para vivir en paz y confiando más en Dios, cuya presencia he sentido profundamente y espero seguirla manteniendo después de los ejercicios. Me siento con una claridad mental y con una paz y seguridad interior, con una seguridad en las decisiones que debo tomar y la fortaleza para avanzar en las cosas que Dios me haya designado para esta vida. Como he aprendido y comprendido en los Ejercicios, las decisiones que debo tomar deben ser para la mayor gloria de Dios y la salvación de mi alma y la gracia de Dios me ayudará en que se cumplan los objetivos que Él ha dispuesto para mí. El amor perfecto e infinito de Jesús Nuestro Señor para con nosotros, mostrado a través de los ejercicios, me ha hecho comprender la grandeza y alegría de tener un Salvador así. También he podido comprender mejor el papel que cumplió Nuestra Señora la Virgen María, escogida y preparada por Dios y con gran admiración como Madre de nuestro Señor Jesús y la grandeza de su espíritu al aceptar heroicamente todo el sufrimiento de ver a Nuestro Señor durante la Pasión hasta su muerte con la firme creencia, como yo la tengo ahora de que resucitó cumpliendo su gran misión. Dios guarde de Ud. y le siga dando muchas bendiciones para continuar con su bendita labor de ser instrumento de Dios, dándonos la oportunidad a personas como yo, para salvar nuestra alma. Fue muy emocionante confesarme y comulgar después de más de 20 años y he prometido a Dios que iré los 9 primeros viernes de cada mes, a comulgar en nombre del Corazón de Jesús. Dios mediante, espero seguir teniendo la bendición de mantenerme en contacto con Ud. Atentamente.