Querido hermanos: Estoy sumamente feliz por todas las bondades que Dios en su infinita misericordia ha hecho en mi vida. Es enorme la cantidad de regalos que Dios me ha enviado, directamente y a través de otros hermanos míos. Colocar en esta redacción todo cuanto quisiera expresarles sería prácticamente imposible; TODOS LOS DIAS; hay nuevos regalos para mi vida, nuevos mensajes que dar, nuevas bendiciones que entregar a todos. Yo en este testimonio lo único que puedo hacer es compartir con ustedes lo que he entendido en mi insignificancia humana, pues a estas alturas de mi vida me doy cuenta de estas realidades: Habrá que desaparecer para ser visto Habrá que culparse de TODO para poder guiar a otros a la RECONCILIACIÓN Habrá que llorar todos los días para poder RENOVAR la vida Habrá que guardar silencio para hacer vulnerable el alma Habrá que quedarse con nada para no corromper nada Habrá que amar con locura a María para abrazar a Jesús Habrá que no pedir nada y así obtenerlo TODO. DIOS UNO Y TRINO es el único que nunca agota los intentos por recuperar sus queridas almas y se hace de toda la Iglesia Purgante y Triunfante si es necesario para salvarnos. Ahora sé que el maligno luchará sin tregua por nunca soltar una alma que con antelación se había enlodado en su miseria, soledad y oscuridad. Pero Jesús descendió hasta donde yo estaba por medio de mi Madre Santísima, me sostuvo mucho tiempo, me mostró su poder, respetó mi decisión y cuando dije SI TU QUIERES PUEDES SANARME; con su amor infinito me cubrió por completo y me sacó de ese lugar de tinieblas, pues solo su Preciosa Sangre es la única que pudo traerme de vuelta. A partir de ese momento; Dios no se ha medido en regalarme muchos milagros, pues decidí darle el primer lugar en mi existencia no solo en mi vida y me retribuyó dándome el perdón de mi alma; la conclusión de un purgatorio de mi madre (fallecida hace 17 años) y con ello la liberación de su atadura en la persona de mi esposo. Todo esto me estremece al recordarlo. Yo hermanos; no soy nada. Yo hermanos; solo por la gracia de Dios puedo aceptar su mismo amor y la dignidad de Hija de Dios que Él mismo me da. Yo hermanos; no podía escribir esto desde hace tanto tiempo que inicié mis Ejercicios, solo por su gracia tengo fuerzas para hacerlo. Yo hermanos; como se lo dije a su Excelencia mi Obispo local; yo soy ese leproso(Marcos 1, 40-44). Yo hermanos; soy un fiel testimonio de la existencia de la Misericordia de Dios pero también hermanos; soy testigo de su JUSTICIA. Por todo esto que les he escrito aquí; cada instante que transcurre en este eterno presente de nuestro Dios y Señor de Señores, Majestad Incomparable pero sobre todo AMADO DE NUESTROS CORAZONES; significa una oportunidad de salvar a mis hermanos y amarlos hasta el extremo para que logren vivir eternamente en el REINO. Pero todos mis esfuerzos nunca serán nada sino los uno eternamente a la luz de MARÍA SANTÍSIMA, el camino seguro a la Gloria Eterna. Siempre contarán con mis oraciones y bendiciones; pero más con el amor que solo Cristo mismo me da para poder entregarles. Guadalupe García.