Estoy terminando mi ultima semana de ejercicios y quiero dar gracias a Dios, por haberle dado a san Ignacio de Loyola toda esa riqueza en sabiduría, que le permitió cambiar su vida y ahora me ayuda a descubrir que yo también puedo cambiar mi vida y seguir a Cristo Vivo y resucitado. Señor Jesús hoy comienzo una nueva vida poniéndote como centro y dueño de mi vida, de todo lo que soy y todo lo que tengo.