Estimados amigos: Deseo compartir con ustedes lo que me ha dejado la primera semana de los ejercicios, tenía desde mi juventud un pecado que no me dejaba continuar mi crecimiento, durante esos días, pude meditar y decir basta esto ya no puede seguir igual, busqué el sacramento de la reconciliación y obtuve una gran ayuda con el sacerdote que me atendió, siento que de aquí en adelante muchas cosas van a cambiar en mi vida, he dejado esa gran carga y he encontrado la misericordia de Dios, pude identificarme como el Hijo Pródigo, es Cristo que me esperaba para abrazarme y darme su perdón. Gracias seguiré adelante en este camino y espero crecer mucho más.