Oración
¡Ve ante mis ojos
De ti enamorados
Bese ya tus plantas!
Bese ya tus manos!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
LECTURA
Detengámonos ante la pobreza y sacrificios de Jesús recién nacido. Mira, ¡oh alma!, cómo se acerca a ti tu Dios. ¡Es el amor divino que se llega a ti!… Y para prenda de que esto es verdad quiere que veas a tu Dios anonadado, abrazado con la pobreza, tiritando de frío, llorando como un niño desvalido; pata que no dudes de su amor lo ha marcado con estos sellos del sacrificio. ¡Quiere que contemples sus divinas locuras, es tu Dios que desatina!… (permitidme la palabra). Que desatina, y por el amor que te tiene olvida su gloria, su realeza divina, y aparece convertido en un «mendigo de amor»… Es el «amor sediento», anheloso de encontrar con locura, como los santos, como el Hijo de Dios, y esto es difícil; por esto te ofrece estos sacrificios envueltos en amor, porque el amor es fuerza que subyuga el corazón; quiere que aprendas de Él y te avergüences de ti, que huyes de la pobreza, de la sumisión, del abandono, de la humillación; en una palabra, del sacrificio; quiere que lo envuelvas en amor; que aprendas tú también a amar como en el portalico; que aprendas a encontrar ahí tus delicias y descanso; que tu amor a la pobreza y al sacrificio sean las señales de tu amor a Jesús… ¡Cómo! El pobre, ¿y tú huyendo la pobreza? El sacrificado, ¿y tú huyendo el sacrificio? El abandonado, ¿y tú no? ¡Avergüénzate de huir de lo que Dios ama, y piensa que, aunque con tus palabras le digas que le amas, no son sinceras tus palabras si tu corazón no quiere las humillaciones y abandonos del portalico de Belén! Como humildes esclavitos (según quiere San Ignacio), entremos en este portalico a aprender estas divinas lecciones, y dejemos que nuestro corazón se deshaga de ternura a la vista de aquellos ojos que nos miran con tanto amor, de aquellas manos levantadas para abrazarnos y para pedir que le amemos; contemplemos sus sufrimientos, que son los de una víctima que se inmola por nuestros pecados. Pidamos a San José y a la Santísima Virgen que nos enseñen a amar y acompañar como ellos a Jesús; que nos pongan tan cerca de Él, que, entendiendo el secreto de sus humillaciones y abandonos, sepamos buscarle en ellos y encontrarle para unirnos con Él y pagar ese amor infinito con el de un alma enteramente olvidada que vive única y exclusivamente para Jesús.
P. Alfonso Torres
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
GLORIA AL PADRE AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO. ✨️💖✨️
Gracias hermanos de Ejercicios Espirituales, por ésta Novena de Navidad.
FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO PARA TODOS.