Realizar los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola es sentir que estás recorriendo un camino por la verdad. Es sentir al interior que es lo que toda la vida he buscado, el camino verdadero y aunque este lleno de tropiezos y espinas, nos muestra que cada tropiezo y cada espina nos acerca cada vez a la meta que es la salvación eterna para estar al lado de Jesús que es la felicidad completa. Pero antes de irnos de este mundo debemos dar gracias a Dios todos los días por tener la oportunidad de alabarlo, agradecerle y pedirle por nuestros seres queridos, que si no tuviéramos vida ya no habría mas oraciones para ellos ni para nuestros seres queridos, habría menos oraciones por nuestros países, por el Papa, por la iglesia. Es experimentar un cambio de actitud donde ya no quiero ser importante ante nadie, si debo ayudar al que necesite, pero esto me hace libre. Ya no dependo de la gente ya no me interesan las presiones de este mundo porque ahora lucho por confiar cada momento mas en Dios y menos en mí. Mucho agradecimiento al padre Gustavo por su facilidad para que se entienda todo lógicamente y por poner con un sentido estricto lo bueno como bueno y lo malo como malo. No hay tibieza. Muchas gracias.