Llegué a los ejercicios buscando un reencontrarme con Dios, sin duda creí que estaba muy bien mi forma de vivir mi fe, no fue nada fácil hacer los ejercicios hubieron momentos en que sentía no poder más pero no me rendí gracias a Dios no me rendí, nadie dijo que iba a ser fácil pero la paz y amor que mi corazón y mi alma sienten el día de hoy bien valieron la pena todas las pruebas. Ver y sentir la gloria y el inmenso amor de Dios y el ver que siento en mi corazón que cumplió lo que le pedí.. Ser un hombre digno! Hoy esa dignidad la siento restaurada. Solo puedo decir Gracias Papito Dios. Por tanto amor derramado en mi.