La oración es el alma de los Ejercicios, es la conversación que debo entablar con el Señor para conocer su voluntad. Estamos habituados a la oración vocal, que da muchos frutos, pero los Ejercicios son una llamada continua a la contemplación y la oración mental, a esa conversación y trato íntimo con el Señor.

Igual que afianzamos nuestras relaciones con las amistades con el trato y la conversación, así debemos buscar afianzar nuestra relación con Dios, en el trato que San Ignacio nos propone al final de cada Meditación a modo de coloquio.

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